miércoles, 21 de octubre de 2009
Bastardos ¿realmente sin gloria?
¿qué es lo que acabo de ver?
Tarde, pero finalmente llegué a una sala de cine, y me dispuse a ver la nueva cinta de Tarantino, Inglorious Bastards, teniendo como referencia tanto el curriculum del director como las referencias mencionadas por otros, como la influencia del spaguetti western y, al parecer, hasta the Dirty dozen.
Como todas las cintas anteriores, se nota el estilo posmodernista que el autor ha llevado a cabo, sin embargo, esta producción se siente diferente, pues como sabemos, aún cuando en películas como Kill Bill, la trama se desarrollaba alrededor del mundo, esta ocasión, situada en la Francia ocupada por los nazis, se puede percibir algo que, creo yo, en ninguna conta antes me había topado, y es la extrañeza del subtitulo y la pluricultura de nuestros tiempos, teniendo escenas desde francesas y alemanas hasta gringas e italianas.
Con una excelente actuación de todos los personajes, de los que destacan, desde mi mirada, de Melanie Laurent como Shosanna Dreyfus, y Eli Roth como el Oso judío, no se pueden dejar atrás desde la rápida aparición de Mike Myers o la de Christian Berkel (Das Experiment), hasta la sureña interpretación de Brad Pitt.
Mostrando estilos, que llegan a recordar desde a los típicos enfoques pop que antes había usado, hasta la poetica visual que directores como Bergman, en Fanny & Alexander. Así como la obligada referencia a toda la bola de películas sobre la segunda guerra mundial donde los judíos son más buenos que la bondad misma.
Mencionando lo último, la narrativa enfoca demasiado las actuaciones hasta inocentes de los alemanes, la venganza de los judíos, ya no como chilloncitos en tragedia, la discriminación en contra de los negros, el rebajamiento de alemanes vs gringos y de gringos vs alemanes.
Con cómicas apariciones de Hittler y Goebbels, y un final de sorpresa, muy criticado por las contradicciones históricas, podemos ver, o la más grande burla de Tarantino en contra del cine, lo cual es improbable por su reiterativa inclusión en los dialogos a directores como David O Selznick hasta GW Pabst, o podemos haber contemplado una de las más cercanas y certeras vistas no oficiales a la complejidad no solo narrativas y visuales, sino hasta conceptuales, en el aspecto de la posibilidad, la interpretación, e incluso la imposibilidad, en tantos aspectos como no se podrían analizar en libros enteros; podría convertirse en otra joya tarantinesca del cine de arte posmodernista del siglo XXI, y llega a ser muy gratificante, pese a la actitud de rockstar que el director ya tiene, que una película no tenga los convencionalismos y formulismos básicos que tienen ya, tanto las películas de happy ending, o las ya forzadas cintas de final miserable, que tanto ya se han mostrado, sobre todo los últimos años, las últimas dos decadas, y teniendo como influencia obligada al mismo director del que hablamos.
Curioso por las completas intenciones autorales, pero satisfecho de 2 horas y media del absurdo de una mente genial de nuestros tiempos, puedo acordar con algunas revistas de cine, que Bastardos sin Gloria es talvez una de las mejores películas del año.
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