viernes, 9 de octubre de 2009

Carmina Burana en el Auditorio Nacional


El día de ayer, muy gustosamente me encaminé a la presentación de Danza Contemporánea de Cuba de Carmina Burana, recordando la puesta en escena que hace como dos años hubo en el Auditorio Nacional, momento tan enorgullecedor para el alze de la genialidad artística del siglo XXI, comparable con shows como el que Nine Inch Nails traía en la gira Lights in the Sky, donde la tecnología, la magnificencia, el talento, la creatividad y la espectacularidad hacían que una pieza tan sorprendente como lo es Carmina Burana tocarán el cielo, con semejante grandeza; por lo tanto, luego de ver eso, hubiera hipotecado el trillón de casas que tendría si fuese millonario para poder verla cuantas veces me alcanzara.
Mi boleto marcaba como hora límite de ingreso las 8:15, sin embargo, fue hasta las 8:15 cuando dejaron entrar a los asistentes, bueno, decía que el concierto empezaba a las 8:30, si pude esquivar las inmensas huelgas de Luz y Fuerza para llegar al Auditorio, esos quince minutos serían para observar un rato a los oficinistas que llegaban luego del trabajo, seguramente para poder presumir que no solo se reúnen para ver el football.
Insultantemente, la presentación comenzó hasta las 9pm.
Pero no solo el retraso fue lo que me molestó de esa interpretación de la pieza, ni siquiera el estereotípico look del director de orquesta, ni los hipócritas saludos a sus músicos más cercanos, sino la introducción que se les ocurrió ponerle, que para mi pensar como sublimado fan de la ópera, y ésta en particular, lo que hizo que el resto de la obra todas mis espectativas se vinieran abajo.
O´Fortuna es de los preludios más extasiantes de la música, en cualquiera de los géneros que se nos ocurran, la explosión de su inicio hace que que la intensidad en las entrañas del oyente dure hasta después de meses de haberla oído, pero en la presentación de anoche, la ténue introducción, la cual comienza con el ya tan trillado momento de afinación de los músicos, fue la primera razón para saber que todos los que critican como sublime esta presentación no estuvieron esa tarde noche de hace algunos años.
Como sea...

Cuando uno lee ópera monumental más compañía de danza, y vivió lo que yo viví aquella vez, piensa que aquello que tanto me conmovió ahora tendría el extra de una compañía de danza elogiada por tantos medios, sin embargo, pese a la (ahí sí) sublime actuación de los bailarines, cuya disciplina y fuerza en escena cautiva, la escenografía era algo que hasta la Academia de TV Azteca podría superar, una misera tarima con la multitud que conformaba el coro, y sobre ellos una manta para proyección circular. Muy alejado a lo que antes estuvo ahí.
Decepcionante construcción del espacio, es cuando se tiene en cuestión la idea de que el minimalismo en escena es mejor o peor que la megalomanía de algunos directores. Mi maestra de teatro estaría facinada, no es mi caso, disfruto mucho más la saturación de elementos en una pieza, altera los sentidos, y dadas las fechas en las que entre el internet y la televisión educaron a nuestra generación a percibir la vida, esa síntesis de presentación solo me sorprendería en un contexto más independiente, no en algo que en diversos medios llamaban una deleitante pieza de ópera con danza.
¿Qué se puede decir de los músicos, la dirección y los cantantes, tanto coro como solistas?
Para poder sentirse con la responsabilidad de tocar en un auditorio nacional una belleza como Carmina Burana, seguro todos los presentes deben de ser excelentes músicos, y así lo fue, pese a que sentí un poco lento el tiempo, desde la dirección y la orquesta, hasta el coro, incluyendo esto a los tres solistas, de los cuales, el que considero fue el mejor, fue el barítono; y también me gustaría elogiar tanto al coro principal como al de niñitos.
En cuanto al video, parecía ser bueno, sin embargo, parecía que el objetivo era el de que casi ni se vieraa, manteniendolo irrelevante, destruyendo el trabajo de algún videoartista contratado de relleno.

Finalmente, como antes lo dije, los bailarines, quienes a fin de cuentas, parecían ser lo importante, dejando a Carmina Burana como algo de segundo plano, pues, pese a que no soy gran fan de la danza, se pudo admirar la sofocante disciplina y resaltante desempeño, aún cuando considero que no sé si fue tan bueno idea el de usar algo como Carmina Burana de esa manera.
Y aún en medio de esta opinión, puedo mencionar que alguna vez ví la pieza sobre primavera de Stravinsky, presentada por la compañía de danza de C.U., y no hay punto de comparación, pues aunque aquellos eran independientes y autopatrocinadores, es triste mencionar quién destaca de quién.

En general se puede aplaudir el trabajo como colectivo, muy buena organización, siempre y cuando hubiesen presentado algo que no fuese Carmina Burana.
Obvio para tener el lleno que tuvieron deben de mostrar algo vendible, pero si se toma algo ajeno se engrandece.

1 comentario:

  1. Finalmente, alguien que comparte mi punto de vista... me veian como bicho raro simplemente por criticar algo tan desconocido por muchos.
    Lo que en mi humilde opinion es algo de lo peor es que se cita con una hora limite... y la gente sigue entrando.
    Solo falto que pasaran vendiendo palomitas o nachos a tu asiento.
    Me sentí estafado.
    Saludos!

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